informe 54 NTElectromarket_2023 en la simulación que tener que diseñar y construir un nuevo avión. Para diferentes industrias, la inclusión de tecnologías de realidad virtual y realidad aumentada ha sido beneficiosa en diferentes niveles. Desde la formación del personal, la reducción de procesos que antes tardaban dos días a un par de horas, hasta la presentación de productos o modelos de producción a sus clientes. La educación es, igualmente, uno de los campos más amplios para las tecnologías inmersivas, abarcando prácticamente todos los niveles educativos, desde preescolar hasta posgrados universitarios. Asimismo, algunas de las áreas del conocimiento que han buscado apoyo en la realidad virtual son diversas ingenierías, arquitectura, medicina, neurociencias, diversas ciencias de la salud, arte e, incluso, psicología. En cuanto al entretenimiento, ha sido uno de los campos más explorados, ya que varias empresas, generalmente enfocadas al cine, han incursionado en la realidad virtual con la intención de brindar nuevas experiencias a sus consumidores. Este segmento logra un equilibrio perfecto entre conocimiento cinematográfico, narración y tecnología. Compañías como Netflix han utilizado la experiencia 360 para ofrecer más contenidos para sus series populares, como Stranger Things o, en el caso de Google, Spotlight Stories, premiada por sus recursos narrativos. O en Isle Of Dogs, Wes Anderson rompió con la idea tradicional del detrás de escena, transportándonos directamente a la zona de producción de la película stop motion. Y, actualmente, sistemas como Oculos ya permiten ver películas en realidad virtual. Del mismo modo, la industria musical también ha integrado esta tecnología en su dinámica: gracias a la combinación con el audio 8D, los artistas pueden ver nuevas oportunidades de mercado como los conciertos en realidad virtual, una opción que se extendió durante la pandemia y el confinamiento. Lo mismo sucedió con los museos, que ofrecieron la posibilidad al público de explorar sus obras de arte sin salir de casa. Al igual que en el sector turístico. La posibilidad de descubrir el mundo desde el salón de nuestro hogar ya es un hecho. Las empresas han digitalizado ciudades, complejos turísticos e, incluso, cruceros, para brindar a sus clientes potenciales una experiencia innovadora antes de atreverse a viajar. Por su parte, la industria militar nunca ha estado ajena a los avances tecnológicos; de hecho, en la mayoría de los casos las tecnologías de las que disfrutamos a diario nacen de la búsqueda de mejores sistemas de defensa. Para la industria militar, la integración de la realidad virtual ayuda a los soldados a tener un entrenamiento más completo, llevándolos a situaciones realistas donde la toma de decisiones es crucial. Muchos agentes entrenados bajo esta tecnología han superado los estándares del entrenamiento militar con métodos tradicionales. El futuro de la realidad virtual Los únicos obstáculos para que se siga innovando en este campo, apuntan desde la Virtual Reality Society, son el tiempo, los costes y las limitaciones tecnológicas. Los sistemas de realidad virtual, como el sistema CAVE, son caros, y su desarrollo requiere mucho tiempo. Además, existen cuestiones de ergonomía, específicamente la necesidad de diseñar sistemas que sean fáciles de usar y que no causen problemas como mareos. En este sentido, los expertos coinciden en que la realidad virtual es una de las tecnologías con mayor crecimiento proyectado. Según datos de IDC Research (2018), la inversión en VR y AR se ha multiplicado por 21 en los últimos cuatro años, hasta alcanzar los 15.500 millones de euros en 2022. Con las mismas, ambas tecnologías son un elemento clave en los planes de transformación digital de las empresas, y su gasto en esta área ha superado el del sector de consumo. Por lo tanto, se calcula que más de la mitad de las grandes empresas europeas cuentan ya con su propia estrategia en relación a estos ecosistemas. No en vano, al igual que los usuarios en sus hogares, el mercado demanda aplicaciones que vayan más allá del ocio, el turismo o el marketing y sean más asequibles para los usuarios. Así pues, las grandes tecnológicas ya están trabajando en desarrollar unos dispositivos que no necesiten cables y que permitan ver imágenes en HD. Están desarrollando unas gafas de realidad virtual en 8K y con procesadores mucho más potentes. Incluso parece un hecho que en los próximos años se podrá integrar la inteligencia artificial. El último estándar 5G también puede proporcionar escenarios muy interesantes para la evolución de la realidad virtual, permitiendo conectar más dispositivos y grandes comunidades de usuarios. Además, su latencia casi imperceptible hará posible que los consumidores reciban imágenes en tiempo real, casi como si las vieran con sus propios ojos. Por todo ello podemos afirmar, sin equivocarnos, que la realidad virtual hace mucho que dejó de ser ciencia ficción. La tecnología del futuro ya está integrada en nuestro presente.
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