informe 68 NTElectromarket_2023 el uso de internet y/o las pantallas; solo el 23,9% limitan las horas de uso y el 13,2% los contenidos a los que pueden acceder. Sin embargo, los datos indican que un 25% tiene discusiones en casa por el uso de la tecnología al menos una vez a la semana. Los hábitos y conductas del entorno familiar (el uso durante las comidas, en los momentos de descanso y de ocio familiar) podrían estar condicionando claramente las prácticas y usos de los dispositivos electrónicos por parte de niños, niñas y adolescentes. La integración de la tecnología en el aula Se puede observar que el acceso a las herramientas tecnológicas y las competencias digitales entre los adolescentes son muy altas, sin embargo, el grado de satisfacción y nivel de aprendizaje durante el periodo de clases online es bajo, apreciándose mucho margen de mejora. En este sentido, el informe de Unicef destaca la importancia de poder garantizar la privacidad y la gestión de los datos personales de los alumnos a través de las plataformas educativas. La tecnología ha permitido, incluso, realizar las clases de manera telemática. En concreto, el 85,2% de los encuestados del estudio ha tenido clases online desde la pandemia. No obstante, se trata de una fórmula que no acaba de complacer al alumnado. Del total de los encuestados, la valoración general es discreta: el 39% le otorga un ‘Regular’ y un 22,3% la valora como ‘Mala’ o ‘Muy mala’. En términos generales, la tecnología se ha ido integrando en las clases para permitir que el modelo de enseñanza sea más entretenido y personalizado. Aunque su empleo facilita el aprendizaje tanto a la familia como a los niños, es importante tener en cuenta algunos elementos para que su uso sea responsable. Uno de los aspectos más relevantes a tener en cuenta para un uso adecuado de la tecnología es, según SPC, marca española de tecnología de consumo, que dispositivos con acceso a internet, como tablets o smartphones, cuenten con un sistema de control parental. También es imprescindible establecer un horario para limitar el tiempo de juego y reservar así tiempo para hacer otras actividades. Por otro lado, es vital no dejar de lado los recursos tradicionales como libros o cuadernos para que exista una variedad y seguir enriqueciendo todo tipo de aptitudes. Por último, es recomendable proteger el dispositivo con una funda para evitar roturas y arañazos en caso de caídas y golpes. La tecnología como compañera de estudio La tecnología actual se caracteriza por un avance continuo. La marca Exertis Iberia, por ejemplo, ha incorporado un producto que pretende revolucionar todo lo conocido como ‘aprendizaje lúdico’. Se trata del robot MIKO3, un compañero de estudio y juegos para los más pequeños. Según informa la marca, los últimos resultados de las evaluaciones de este robot son remarcables. Durante un período de tres meses, los niños que usaron activamente MIKO3 experimentaron un 55% más en el dominio del habla, un 46% más en actividad física y 55% más de compromiso con las actividades académicas. El software de MIKO3 está basado en IA, lo que le otorga expresiones humanas a la hora de comunicarse. También posee reconocimiento facial y de voz, que permite identificar a cada integrante de la familia y llamarlos por su nombre. En definitiva, cuenta con múltiples funciones, tanto educativas (ciencias, conocimientos históricos y geográficos, lenguas, matemáticas, zoología, etc) como lúdicas (yoga para niños, bailes recreativos, trabalenguas o canciones, entre otros). Además, se puede emplear hasta en ocho idiomas distintos. La tecnología como regalo Por Navidad o por el cumpleaños, cada vez más niños y jóvenes se decantan por pedir como regalo un dispositivo tecnológico y, en concreto, un teléfono móvil. Aunque existen smartphones para niños, la mayoría de ellos tienden a optar por los modelos de moda, en ocasiones alejados de sus verdaderas necesidades. En este sentido, a la hora de comprar un móvil para niños, es recomendable conocer qué características ayudarán a hacer un uso racional y positivo de estos dispositivos. Para ayudar a los padres a que puedan elegir con sus hijos la opción más adecuada, desde SPC aconsejan prestar atención a cinco características imprescindibles. 1. Un diseño robusto, compacto y ligero El móvil de los más jóvenes seguramente va a sufrir más de una caída ya que pueden ser más descuidados. Apostando por un dispositivo robusto, pero a la vez ligero y compacto, se reduce la posibilidad de que una mala caída destruya un dispositivo muy complejo. Además, los móviles de pequeño tamaño serán más fáciles de manejar y, por tanto, se adaptarán mejor a sus manos. 2. Potencia y facilidad de uso para el usuario junior Por lo general, un smartphone para niños debe tener en cuenta tanto su potencia como su facilidad de uso a la hora de utilizarse. Así, los más jóvenes aprenderán a utilizar la tecnología. Si queremos que se inicien en el uso del smartphone, una buena forma de hacerlo es apostando por un móvil de gama media. No solo serán más baratos, sino que les permitirá hacer un uso más racional y dejar a un lado la potencia del dispositivo móvil. 3. Con cámara y con cabeza Los adolescentes querrán un móvil con cámara para inmortalizar momentos con sus amigos. No hay que sufrir por ello, pero es ideal explicarles adecuadamente cómo emplear la cámara de fotos y vídeo. En este sentido, es preciso hablar de privacidad y uso responsable, de manera que no hagan fotos y vídeos a terceros sin su consentimiento, que no compartan determinados contenidos en redes sociales y, por supuesto, que nunca hagan o se hagan fotos íntimas, ya sea voluntariamente o por petición de otra persona. 4. Batería para el día Los niños y jóvenes pasan gran parte del día en el colegio o instituto, de manera que su smartphone estará en reposo y, por ello, consumirá poca batería. Sin embargo, no debemos olvidar que el móvil es también una garantía de tranquilidad para los padres, ya que permite saber si está en peligro o necesita ayuda. Por ello, es recomendable optar por un dispositivo que tenga una batería lo suficientemente potente como para Tener más herramientas digitales ofrece a los jóvenes mayores oportunidades, pero también supone más exposición a los riesgos
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